- El puente de los espías (Bridge of Spies) es una producción norteamericana de 2015(1), basada en hechos reales, que narra como a un abogado neoyorquino, James Donovan, miembro de un prestigioso bufete y especializado en el tema de seguros, se le encarga, en plena Guerra Fría, la defensa del espía soviético Rudolf Abel, detenido en 1957. Poco después del juicio, el 1 de mayo de 1960, un avión espía norteamericano U-2 es derribado en territorio de la Unión Soviética y el piloto Francis Gary Powells capturado, hecho que el gobierno de los Estados Unidos llegó a negar, pero la CIA entra en contacto con Donovan y le encarga la negociación del rescate, para lo cual Donovan se traslada a una Alemania dividida en la que se está levantando el muro de Berlín en 1961.
- La crítica cinematográfica la califica desde obra maestra a excelente pero no tanto, un ejercicio de gran cine por parte de un director que sabe narrar y crear clima de forma peculiar y brillante, es seria y apasionante, entretenida a la vez que transmisora de valores que indagan en la humanidad de los héroes. Sobre los valores cinematográficos hay espléndidas críticas que se pueden encontrar en Internet, pero yo quiero resaltar los aspectos que a mí me han gustado más.
- Podríamos recrearnos en la reflexión sobre el avasallador poder de lo “políticamente correcto”, ya sea en los capitalistas EE. UU. o en la comunista U.R.S.S, un país con constitución, otro, sin ella, sobre cómo todo el aparato judicial puede sucumbir a la presión de los medios y a la supuesta opinión pública hábilmente conducida desde la cima del sistema. Pese a toda corrupción política y judicial, pese a todo, siempre hay gente que es capaz de ir contra ese “políticamente correcto” porque en su condición humana lleva indeleble el sentido de la justicia, que no es lo mismo que la legalidad. Es lo que hace de un normal padre de familia y buen profesional un “héroe”.
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El agente soviético Abel Rudolf y el actor Mark Rylance -
El abogado James Donovan (1916-1970) - Es más, cuando acepta la negociación que le pide el Gobierno de los Estados Unidos, constata la hipocresía política que, en aras de la supuesta “seguridad nacional”, no duda en pedir a sus jóvenes pilotos que se suiciden antes que revelar los secretos si caen prisioneros, y que, oficialmente, no consta en la negociación. Y constata el nulo valor que tiene la vida humana para los intereses de Estado, porque cuando un estudiante norteamericano es detenido accidentalmente en el Berlín que está siendo dividido por el levantamiento del Muro en 1961, a la CIA no le importa un estudiante que, para más inri, se ha puesto a estudiar el sistema de producción soviético y estaba en el lugar y momento equivocados. Pero a Donovan sí le importa y -aquí entra en juego algo importante- no va a respetar las reglas de juego impuestas desde arriba porque no son justas, sino que parte de sus propios principios de apostar por la vida humana y mete en el juego del intercambio también al estudiante, algo que ningún responsable gubernamental acepta de antemano, pero aquí entra su principal baza, ir apelando a la condición humana de cada uno de los personajes, igual que convence al juez estadounidense de que Abel puede valer más vivo que muerto, convence a los rusos y a los de la República Democrática Alemana, no institucionalmente, sino personalmente, en el diálogo cara a cara. Cierto que no es una habilidad que todo el mundo tiene, pero es la suya y es la que pone en juego.
- La situación de los personajes no es nada nueva en la Historia, el enfrentamiento entre dos imperios en el tablero de ajedrez del mundo y la utilización de las personas como simples peones a los que fácilmente se les puede suprimir en aras de la vieja razón de Estado o de la moderna seguridad nacional. Eso nos puede generar una avasalladora desesperanza, pero, aunque los seres humanos somos muy limitados, no es menos cierto que tenemos libertad de elección, es el gran ejemplo de los héroes, los personajes más admirados en literatura o en cine, porque ellos llegan a límites extremos, en última instancia “se juegan la vida” por sus principios. Y eso impacta, como en la anécdota que le cuenta Abel a Donovan sobre el “hombre firme”, el que es golpeado una y otra vez pero no sucumbe, permanece firme.
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- (1) El puente de los espías (Bridge of Spies) es una producción estadounidense de 2015, dirigida por Steven Spielberg y guion de Matt Charman y los hermanos Ethan y Joel Coen. En el papel principal, Tom Hanks, como el abogado Donovan, y Mark Rylance, como el agente de la inteligencia soviética Rudolf Abel. No caen en el olvido ni la banda sonora de Thomas Newmman ni la fotografía de J. Kaminski.
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Escena de la película con Marck Rylance y Tom Hanks |
El agente de inteligencia soviética Rudolf Abel (1903-1971) |
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